sábado, 26 de abril de 2008

Dos analogías y una anomalía



Hoy 25 abril se celebran dos acontecimientos —que yo sepa— importantes en Europa: 64º y 34º aniversario, por una parte, de la liberación de Italia por acción de los grupos partisanos —principalmente vinculados y organizados en torno al Partido Comunista de Italia— y de la “Revolución de los Claveles” en Portugal —protagonizada por el ejército portugués— por otra.

Si bien es cierto que han pasado los años y tanto Portugal como Italia han cambiado bastante —sobre todo Italia—, ambos países pueden hoy celebrar orgullosos una fecha que comprende a la amplia mayoría de la población. Dos acontecimientos de fondo y forma progresistas absolutamente incuestionables, de lucha, sufrimiento, pero sobre todo hermanamiento popular.

Uno no puede por menos en este día que sentir una admirable envidia sana hacia dos países que, si bien no atraviesan por su mejor momento en lo que a esencia democrática se refiere, pueden, afortunadamente, celebrar dos victorias absolutamente decisivas para su democracia tanto nacional como incluso internacional puesto que el alcance y logro de sendos acontecimientos es ya patrimonio imperecedero de los principios más firmes de la democracia, esto es, la victoria de la voluntad popular.

En el caso portugués, Grandola, vila morena es la canción que fue escogida por los militares para realizar el golpe de Estado al dictador Salazar. El primer movimiento que tenían que hacer era ocupar la emisora de radio nacional; una vez hecho esto, pondrían esta canción, que era en realidad la señal que indicaba que todo se había puesto en marcha. El golpe, absolutamente pacífico, se realizó con la más absoluta limpieza y perfección, puesto que contó, como habían previsto los militares, con la colaboración de toda la ciudadanía portuguesa. Pocas veces en la historia se ha podido ver a ejército y pueblo yendo de la mano.

En contraposición, nuestro tan sobre valorado orgullo y conciencia democráticos son sin lugar a dudas susceptibles de ser cuestionados, pues se nos recuerda con demasiada frecuencia a quién tenemos que estarle agradecidos por nuestra tan querida y anhelada libertad. Por supuesto, esto no es más que un medio de legitimación de la monarquía que, precisamente por esto, se dice que no debemos poner en cuestionamiento. Sin embargo, pocas veces se reconocen, sobre todo a nivel estatal, los méritos y sacrificios de todos aquellos que lo dieron realmente todo por conquistar la libertad en nuestro país.

Aquí la fiesta nacional no es la de la Constitución, sino la de la “hispanidad”. Valiente nombre para una festividad que viene del franquismo más severo y que no tiene otro contenido que el del viejo espíritu y anhelo de la España imperial.

Los que guardan en su haber el auténtico sentir democrático lo que celebran no es una victoria, no, sino una derrota o un proyecto fracasado si se prefiere: el advenimiento de la Segunda República cada 14 de abril. Una celebración que no es triunfalista —no podría serlo— pero sí profundamente sentida por ser el mayor ensayo democrático, todavía hoy, de la historia de España. La Constitución por la república elaborada era y aún lo es hoy, la más democrática que jamás este país haya visto. Por primera vez en la historia, España estuvo a la vanguardia de Europa, simplemente porque aquella Constitución de 1931 es la que más derechos daba —y da— a la ciudadanía en su conjunto, máxime si tenemos en cuenta que, ya en el artículo 1º se reconocía a España como una “República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia” pero sobre todo que “los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo”.

Por desgracia, un 18 de julio de 1936 a ese pueblo le fue sustraída durante 40 años, su voluntad popular. Espero que algún día en España la gente pueda celebrar una fiesta que identifique a todos, que sea realmente nuestra y que así se la considere. Qué envidia aquellos pueblos que pueden celebrar una fiesta que de verdad les pertenece por derecho propio, porque la lucharon y así ganaron. Aquí, según parece, nos la regalaron…

Revolución de los Claveles:

http://www.youtube.com/watch?v=RhDXm9fu1P0&feature=related

Liberación de Italia:

http://www.youtube.com/watch?v=ni8DHKy0xWw&feature=related

Y otra más; esta es una escena de verdad preciosa que acabo de encontrar. Si alguien conoce la película que me haga el favor de decirme su título:

Fischia il vento

3 comentarios:

Unknown dijo...

La revolución de los claveles me parece una idea muy romántica aunque en la práctica no resultó ser como dicen, y me temo que lo de los claveles no fue más que una invención de un periodísta.

Y por lo que respecta a la Constitución de 1931 (y sabes que este tema me encanta) fue la que más influenció a la actual: en el estado de las autonomías, en la configuración de los derechos fundamentales... y también produjo un gran influjo en la portuguesa. Así que no nos hemos olvidado de ella del todo.
Mejor no te hablo del Código Penal de 1932 porque ese sí que es para olvidar.

Un beso!

John Cornford dijo...

bueno lo de los claveles he de decir q el dato este no lo tenía, no obstante, el simbolismo q le dieron a la revolución me parece muy correcto, pues fue un elemento de asentamiento de la democracia vinculándola a esa imagen simbólica.

De la Constitución, como ya te dije, me pillas francamente, de todas formas es normal que influyera en la actual, puesto q era la única Constitución propiamente dicha q había tenido España. De todos modos, pese a desconocer como te digo los entresijos de la Carta Magna, sé, sin embargo, q la Constitución del 31 era la más avanzada de las democracias occidentales (por delante incluso de la francesa)pero sin embargo la del 78 no es más avanzada q la del 31. Se pareceran mucho, pero desde luego hay elementos, los más progresistas sin duda, q no fueron recogidos para elaborar la actual.

un besazo!!!

Pilar dijo...

Sí, la verdad es que es increible que el día de nuestra patria sea el día en que se descubrió América, como si debieramos estar orgullosos de la que liamos luego allí entre españoles, ingleses y demás europeos...