domingo, 18 de septiembre de 2011

Nos dejó Manolín, un imprescindible


El pasado viernes 16 de septiembre de 2011, moría Manolín, conocido como "el de Llorío". En esta pequeña localidad asturiana, que en 1936 era conocida como "la pequeña Rusia", nacía Manolín en 1918. Afiliado al Partido Comunista, participó en la revolución de octubre de 1934 de Asturias, y en 18 de julio de 1936, esperaba en el local del PCE de Laviana instrucciones para contrarrestar el golpe de los militares a la democracia republicana.

Luchará en el País Vasco hasta su caída, participará en la batalla de El Mazucu, en la que sería la ultima linea de defensa planteada por "el Gobiernin" (órgano paralelo al gobierno republicano una vez quedo Asturias aislada por la guerra del resto de la zona democrática, y en el que estarían presentes todos los grupos fieles a la República). En dicha batalla, 5.000 milicianos se verán obligados a hacer frente a fuerzas diez veces superiores, y resistirán tres semanas. Caído el frente norte tras la toma de Gijón, Manolín se irá al monte, donde vivirá por más de siete años, hasta que fuera herido en combate y apresado en 1945.

Tres veces condenado a muerte, vivirá durante dos décadas de cárcel en cárcel. Será concejal por el Partido Comunista en el Ayuntamiento de Laviana con la restauración de la democracia tras la muerte del dictador.

El cuadro general es telegráfico y desde luego no completa en nada su intensa vida, dedicada a la justicia social, que entendía como inherente a la democracia. El portavoz de Izquierda Unida (coalición a la que pertenece el PCE) en el Congreso, Gaspar Llamazares se refirió a él como un "héroe de la democracia", reseñando que en cualquier otro país de la Europa occidental sería considerado un "héroe de la resistencia".

Su última voluntad fue que sus cenizas fuesen esparcidas por los montes de Asturias, que tanto amó y en los que tanto padeció, luchando en la defensa de la democracia desde sus firmes creencias comunistas, que nunca abandonó.

El pasado sábado era despedido de esta forma por sus camaradas, pero no sólo por ellos, pues el reconocimiento a su persona es parte del sentir colectivo del pueblo lavianés.


Un imprescindible nos ha dejado y toda la cuenca asturiana está de luto por Manolín. Sin ningún tipo de heroísmo o mistificación, contaba su vida. "Y aquí en Asturias, nos vencieron chico".


viernes, 2 de septiembre de 2011

Libia o el mea culpa de los que apoyaran la guerra humanitaria

Todavía no sabemos qué ocurrirá en Libia con Gadafi en paradero desconocido, pero todo parece indicar que si, que habrá finalmente un cambio de régimen. Los que se opusieron a la intervención militar hace ya tiempo que están desencantados. En realidad desde que comenzaron las operaciones, ni mas ni menos. Esto, que es una perogrullada, suena a ridiculez, precisamente por lo necesario de la aclaración. Escasos han sido quienes defendían el régimen libio anterior, y presumiblemente mas numerosos serán los que se verán en buena medida forzados a justificar el nuevo.

La embriagadora esencia romántica del mito revolucionario: acabar con la tiranía por medio de la (necesaria) lucha armada. El sacrificio del pueblo que, unido, vence a sus enemigos. Este atrayente narrativo se da de bruces con la realidad que todos los anteriormente aludidos pretendieron dejar en un segundo plano -como si careciese de importancia- o, premeditadamente, obviaron. Esto no ha sido una revolución. Y no lo ha sido porque el pueblo, en su conjunto, no fue el ente revolucionario que se levanto contra la tiranía. Sin saber aun hoy demasiado de los rebeldes, éstos contaron con la inestimable y absolutamente imprescindible ayuda militar del mayor ejército imperial que la historia haya conocido: la OTAN. Y ahora la ayuda la hay que pagar.

Este es, de hecho, el punto clave de toda la cuestión, o al menos el que aquí nos planteamos desde el primer momento: la imposibilidad de ser independiente un pueblo que en lo sucesivo dependerá mas que nunca del exterior. Ahora, cuando ya parece que ha pasado todo, están saliendo algunas cosas a la luz. Que Francia, uno de los mas empeñados en ayudar a los rebeldes, recibirá el 35% de los nuevos contratos energéticos; que China había invertido en los últimos años alrededor de 13.500 millones de euros en Libia y ahora todo parece indicar que sera marginada del botín, incluso ya que ha reconocido al CNT; o que existía un plan ya desde 2007 de invadir 7 países árabes en 5 años, según había desvelado por aquel entonces el general Wesley Clark.

Libia parece que ya no tiene dictador. Parece, pero al menos de momento esta por ver si será reflejada la voluntad popular. En cualquier caso, será de celebrar, qué duda cabe, la implantación de las libertades civiles en ese país. Esto es algo que todos celebramos, pero que no todos compartimos los medios, incluso si son para alcanzar gloriosos fines. Atrás (?) queda un conflicto armado que esta por ver que ahí se quede, pues ya comienzan las represalias a los vencidos, que ha dejado un saldo de miles de muertos, como suele ocurrir, en abrumadora mayoría civiles. Hasta suena irónico que muchos de éstos hayan sido causados por los bombardeos de la OTAN.

La operación fue altamente irregular en su comienzo, dudosa en tanto su planteamiento e injustificada en cuanto que sus motivaciones, que pasaron por ser de ética universal pero que sirvieron unicamente para este caso especifico. Para ningun otro, ni tan siquiera para los que resultaban mucho más sangrantes y que siguen trayendo cola (léase Siria).

Francamente, me gustaría poderle reconocer a alguno de aquellos abyectos entusiastas de las "guerras humanitarias" que, al menos a posteriori, es capaz de entonar un mea culpa.