jueves, 22 de marzo de 2012

"El PSOE no hará huelga"


La dirección socialista anuncia que los cargos institucionales del partido irán a trabajar

Diputados, senadores, parlamentarios regionales y todos los cargos representativos del PSOE deberán acudir a sus puestos de trabajo el día del paro convocado por los sindicatos.

El PSOE considera que las centrales sindicales tienen "motivos más que sobrados para convocar una huelga contra una reforma laboral profundamente injusta", según ha explicado en la Cadena SER Antonio Hernando, miembro de la Ejecutiva socialista. A pesar de ello, la dirección del partido anuncia que sus cargos públicos estarán en sus puestos de trabajo el 29 de marzo.

"Los partidos políticos no están para convocar huelgas", los paros son un "instrumento de los trabajadores y el movimiento sindical", señalaba Hernando que aclara que los dirigentes del PSOE sí podrán participar en las manifestaciones de protesta.

El dirigente socialista está convencido que la función de los cargos representativos es defender los derechos de los ciudadanos desde las instituciones "que es para lo que nos pagan", entre otras cosas, señala "presentando alternativas a esta reforma laboral tan agresiva"

sábado, 17 de marzo de 2012

El sueño marxista neoliberal (III)


Lo enunciaremos de otro modo: aquello que dicen se está buscando ¿es una salida o una normalización? Obviamente no estamos inventando nada y este pensamiento ya lo han hecho público varios importantes -y no tan importantes- intelectuales.

Si uno se desplaza a lugares económicamente deprimidos, la lógica que hasta ahora nos dictaba la experiencia, dice que la apariencia de las cosas (las casas, los monumentos, las calles y carreteras, todo tipo de infraestructuras, etc.) es en efecto deprimente, reflejo de la situación real del lugar. Si su apariencia mejora significa sin duda que la economía del lugar también. Lo curioso de la catástrofe económica que arremete contra Europa y que parece amenazar implacablemente a España, persistentemente sobrevolada por la crisis, es la no-degradación de lo aparente.

¿No es ilustrativo que se realicen trabajos de "mejoramiento" como fachadas, vía pública, renovación del alumbrado... mientras quienes ordenan estas labores hablan de austeridad y control del gasto? ¿No representa un gasto hasta cierto punto estéril y que desde luego no ayuda a crear ni empleo mínimamente estable ni favorece el incremento del consumo? La pregunta, en definitiva, es ¿por qué mantener la fachada cuando toda la estructura interna está podrida? Y la respuesta se antoja fatalmente simple: en lo sucesivo, ese será el estado habitual.

La apariencia otorga a las cosas la impresión de normalidad. Les otorga cotidianeidad. En este sentido, la crisis está siendo empleada para (o al menos en no poco) normalizar una situación a priori de excepcionalidad. Pero los reajustes tanto en el mercado laboral, que tanto están haciendo cuestionar el rol de utilidad de los sindicatos y el sindicalismo, como de pérdida de soberanía absoluta de los Estados y, por extensión, de su ciudadanía, parecen haber venido para quedarse. La democracia es en efecto cada día más retórica que real.

¿Puede decirse que se quiere salvar el Estado griego y, con él, cualquier otro en situación de quiebra o crisis profunda? En realidad, hoy los gobiernos siguen, siendo un secreto a voces, los dictámenes de especuladores, agencias de rating y demás agentes ajenos al ámbito puramente ciudadano. Por este lado, y en consonancia con la ilustrativa viñeta de arriba, nada habría que nos fuese a decir que éstos mismos actores velarán por nuestros intereses, a la vista contrarios a los suyos. En realidad, el único nexo que mantiene dicha posibilidad es el de una lógica cimentada en un falso presupuesto. El repunte de la economía general -nos dicen- hará mejorar nuestras pequeñas e individuales economías y ello beneficiará las de las empresas, saliéndose así de la crisis.

Quizás saliéndose de la crisis, esto no lo podemos aseverar (ni sí, ni no); quizás... No parece de todos modos nada claro que sea en forma de repunte de nuestras pequeñas economías para que éstas a su vez mejoren los ingresos de las grandes empresas. Pero tanto quienes han promovido la crisis (entidades financieras) como quienes más se están beneficiando con ella (entidades financieras, empresas de Internet, agencias de recalificación o comercializadoras de información como es el caso de, p. e., Google o FaceBook), difícilmente buscarán favorecer el implemento del gasto cuando, en realidad, no venden 'nada'.

Lejos de estar buscándose la salvación de Grecia, o mejor dicho DEL ESTADO GRIEGO, lo que se está persiguiendo (siguiendo una parte antigua aunque sublime de la doctrina neoliberal) es su asfixia, su total y brutal adelgazamiento. Hasta su desaparición.

No es que vayamos a defender aquí que estamos viviendo una regresión al siglo XIX, aunque en muchos aspectos pudiera parecerlo, pero parece más que evidente que está aumentando exponencialmente lo que muchos marxistas de la época siguiendo al propio Marx vinieron a llamar el "esclavo moderno", esto es, la depauperación de los asalariados.

El boom económico que siguió a 1945 fue leído en clave de crisis del marxismo, un error más a sumar entre los diagnósticos realizados luego no cumplidos. Pero resulta irónico comprobar que el sueño de Marx de la destrucción del Estado vaya a acometerlo no el proletariado en tanto germen surgido de la revolución burguesa que venía a negar precisamente a ésta, sino la propia burguesía luego de negarse a sí misma.

sábado, 10 de marzo de 2012

El sueño marxista neoliberal (II)



Posmodernidad, fin de los llamados "grandes relatos", descrédito del marxismo, desprecio condescendiente por las denominadas "utopías" y pesimismo existencialista pudieron dar cobijo a la bajada de brazos, al final de la hegemonía ideológica de izquierda que permitió el salto reaccionario. ¿Cuál era ese escenario político? La identificación del mayo francés, el movimiento hippy estadounidense o los pacifismos con una especie de nihilismo político luego vehiculado en un sentido muy favorecedor para el consevadurismo (no en vano el líder de aquél mayo se convirtió después en lo que puede verse hoy, un valedor del capitalismo y el sistema parlamentarista a él asociado, y con este portavoz de los Verdes europeos quien resulta una ejemplificación de la negación de la pasada política, curiosamente, simpatizan tanto conservadores como socialdemócratas). La primavera de Praga y la crisis y posterior desaparición de la URSS acabaron por materializar una situación que se palpaba y a la cual esto acabó por otorgarle la "prueba irrefutable" de tal sentir.

Es más que seguro que la mejor ejemplificación de todo este clima haya sido una de las que más ha contribuido a todo este lienzo pintado por y para el conservadurismo: la conversión de la socialdemocracia en gestor activo del capitalismo luego de renunciar al marxismo. Hoy son los primeros en llamar a la moderación por encima de las pasiones y/o violencias "irracionales". Renunció a cambiar o siquiera cuestionar el Status quo, del cual nadie niega hoy que sean grandes valedores.

La situación que hoy vive Grecia está cerrando un poco más el círculo del proceso. En contra de lo que pudiera dictar el sentido común, los capitales enviados para 'salvar' al Estado heleno no producirán sino más deuda. No aceptar dicha "ayuda" supondría la quiebra del Estado mismo, que no dispone de capitales. Las condiciones para recibir ésta son, sin embargo, drakonianas, y significarán más recesión y más prolongada, por lo que será casi imposible generar políticas de empleo. Más aún, entre las condiciones que impone la troika figuran la bajada o desaparición del salario mínimo, la desaparición de 150.000 empleos públicos en los próximos tres años o la eliminación de las pagas extraordinarias para todos los trabajadores (los privados, de hecho, ya no disponen de ella).

Para laureados y renombrados economistas (keynesianos, marxistas y hasta algunos neoliberales) estas medidas no podrán en ningún caso hacer aumentar el consumo, factor que consideran (de hecho, que se considera) indispensable para salir de una crisis económica. Cabe preguntarse un aparente barbarismo: ¿realmente se está buscando salir de la crisis?