El 16 de octubre de 1968, en las olimpíadas de Méjico, los atletas Tommie Smith y John Carlos, oro y bronce respectivamente en los 200 m., protestaban de esta forma ante la discriminación racial que por entonces estaba sufriendo la comunidad negra en los EE.UU.
Si bien los negros nunca habían sido iguales en derechos civiles y habían sido abiertamente discriminados y perseguidos, es por estos años ’60 que las protestas en pro de la igualdad se van a hacer más decisivos y, por tanto, más virulentos. En la primavera de ese mismo año de 1968 moría asesinado uno de los grandes líderes del movimiento afroamericano por los derechos civiles, Martin Luther King, causando gran impacto tanto a la opinión pública como muy especialmente a la comunidad negra.
El símbolo del puño en alto con el guante negro es el símbolo distintivo de un grupo político, el Partido Pantera Negra de Autodefensa y popularmente conocido como Panteras Negras. La ideología inicial del grupo se articulaba en torno al llamado "Programa de los Diez Puntos", programa, por cierto, nada revolucionario pero muy radical incluso para la época actual. En él se piden cosas como “el poder de determinar el destino de nuestra comunidad negra”, “pleno empleo para nuestra gente”, “viviendas decentes, adaptadas al ser humano”, “una sanidad gratuita para todos los hombres negros y la gente oprimida”, “que todos los hombres negros seamos exentos del servicio militar” o “el fin inmediato de la BRUTALIDAD POLICIAL y DEL ASESINATO de la gente negra”.
Lo que le ocurrirá a este grupo, cuyo programa podría resumirse en la exigencia de la dignidad para la comunidad afroamericana, con la creciente importancia que irá adquiriendo, será la persecución brutal tanto de grupos ultraconservadores y racistas como del propio FBI y demás órganos policiales hasta lograr su práctica aniquilación. En la actualidad apenas quedan miembros vivos del grupo original.
Con este precedente, podía leerse unos meses antes, en La Jornada de Méjico, fragmentos de una reciente entrevista a los dos medallistas en la que Smith afirmaba que, los juegos de Pekín “son probablemente los más políticos de la historia. Debemos saber por qué el COI ha otorgado los juegos a un país con un sistema de partido único”. Obviando que los juegos estén por encima de este tipo de raseros y parezca que, siguiendo la lógica aquí manifestada, debiera el COI conceder los JJ.OO. exclusivamente a países con democracias liberales, sorprenden estas declaraciones de un hombre como Tommie Smith que ha vivido toda su vida en los Estados Unidos y ha sufrido ahí toda la represión y discriminación tanto social como gubernamental.
No voy a defender a China, que no es santo de mi devoción ni mucho menos, pero el caso del Tíbet en nada se puede prestar a un paralelismo con la situación de la represión sobre la comunidad negra en dicha época en los EE.UU. Y lo que ahí se defiende es una teocracia y sistema de tipo feudal, que a nadie se le escape esto.
Los Estados Unidos —según mi criterio y opinión personales— pese a ser un país con un sistema de representación pluripartidista, no es en nada representativo y la estratificación y formas de represión y control sociales son tan fuertes como en ocasiones sutiles. No hay más que ver las características de ambos espectros políticos para corroborar que se caracterizan más por sus semejanzas que por sus diferencias. La discriminación racial no es tanto legal como efectiva y sorprendentemente explícita, como el caso de Nueva Orleáns atestigua.
El sentimiento nacional en los EE.UU. es sin dudas sorprendente. Y sorprende porque, en un país como este, incluso las capas sociales más desfavorecidas y conscientes de la discriminación real y efectiva a que están sometidas, sientan tan suya la nación, el país, y la separen del Estado y sus gobernantes de un modo tan natural y lógico.
Tras el histórico gesto, Tommie Smith y John Carlos fueron expulsados de la Villa Olímpica y al llegar a su país sufrieron todo tipo de discriminación posible. Smith no pudo encontrar trabajo y su mujer acabó separándose, su madre murió consecuencia de una crisis cardiaca al recibir un paquete con estiércol y ratas muertas y la mujer de John Carlos —quien les había facilitado los guantes en la olimpíada— se suicidó al no aguantar el rechazo y la discriminación.
Con todo, los Estados Unidos consiguieron celebrar sus juegos de Atlanta sin mayor contratiempo que el haber sido posteriormente considerados como los peor organizados de toda la historia de las olimpíadas. Sucede que pese a todas las cosas lamentables que ocurren y ocurrían también entonces en este país no hubo protestas reseñables ni imágenes para la historia tan reivindicativas como esta que aquí se ve. Lo realmente sorprendente es que, mediante la difamación y la hipocresía de enarbolar la bandera de la causa por la tan maltratada palabra “justicia”, desafiando con toda su soberbia a todo aquello que de forma mediática está considerado como injusto, ha conseguido que sus problemas internos pasen a un segundo plano mediático y moral, y se antepongan los de otras regiones y zonas del planeta que, curiosamente, suelen ser coincidentes con los rivales y los así llamados “enemigos” de la democracia y la libertad en el mundo, que son por supuesto los contrarios a la democracia norteamericana que tan insistentemente —y con tan desagraciado éxito— se nos pide criticar y condenar. Curioso.
Estaría bien que las olimpiadas fuesen simple y llanamente lo que nos venden ser: el esfuerzo y capacidad de superación, personal y colectiva. El problema en esto es algo que casi podría denominarse endémico y que se cruza de por medio: el daño que hacen las banderas, pero añadiría un “…y en este momento…” para decir que sobre todo la norteamericana.
3 comentarios:
No conocia la historia de esta imagen, que es preciosa de todos modos. Me parece increible que después tuvieran una vida tan terrible... Y sí, tienes razón, China Y EEUU no están tan alejadas entre si... Un beso
Siempre me ha puesto los pelos de punta esta imagen...
Y los JJ.OO. son demasiado políticos...
la foto es brutal, a mi me parece muy impresionante. desde luego los JJOO son en esencia políticos, tampoco hay q escandalizarse mucho, el problema es la visión ultra occidentalizada de q han sido estos objeto.
Publicar un comentario