A continuación, os paso un artículo aparecido en la Red Voltaire que acabo de leer y que me ha parecido no sólo muy bueno sino también de lectura obligada. Lo firma Salim Lamrani, "profesor, escritor y periodista francés especialista en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos".
Por supuesto, el tema es peliagudo, puesto que todo el mundo tiene enormemente idealizada a la organización Amnistía Internacional y que, pese a su necesaria labor que desgraciadamente no tiene el reflejo que debiera en la política internacional, sobre todo, de los principales Estados y potencias mundiales (especialmente EE.UU.). No obstante, las noticias de condena de esta organización son siempre discriminadas y exquisitamente seleccionadas por los medios, por lo que suelen llegarnos condenas a países como Cuba, Venezuela, países del Oriente Próximo, China... esto en su amplia mayor parte, de condenas a EE.UU. o, sin irnos más lejos, España, pues no abundan (de hecho de nuestro gran país nunca se habla mucho, o mejor nada, a este respecto).
El secuestro en algunos casos de la organización no gubernamental es claro y enormemente acallado. El tema es tabú, sin más. Esto es evidente puesto que todo el mundo considera al organismo AI como absolutamente neutro y fidedigno, por lo que el solo rumor de compra de alguno de sus miembros sería toda una tragedia mundial ya que, entonces, de quién podrá fiarse la ciudadanía mundial en lo que a violación de Derechos Humanos se refiere.
Lo que yo veo al menos claro es que, poniendo un ejemplo, tanto el Pueblo Palestino viola los DDHH para con los israelíes como el Estado de Israel los viola para con el Pueblo Palestino. Ahora bien, ¿estamos hablando, puede en verdad hablarse, de una misma realidad objetivamente idéntica y asimétrica? Ambos se matan entre sí, de acuerdo, pero ¿es de verdad comparable la lucha de un Pueblo por su liberación, como lo hace el Pueblo iraquí, como la aplicación sobre un Pueblo sometido del terrorismo más mortífero e implacable de todos, esto es, del terrorismo de Estado? Evidentemente no es lo mismo y, en este caso como en muchos otros, el matiz es indispensable.
No es igual ni comparable, por terminar ya, lo que Lenin distinguía como nacionalismo de la nación oprimida con el nacionalismo de la nación opresora. Esto es vital.
Sin más, os paso el artículo en forma de enlace. Una advertencia, parece muy extenso, sin embargo, las dos terceras partes del artículo son ejemplificaciones de la legislación de distintos países, por lo que es al inicio donde desarrolla su argumentación.
Las contradicciones de Amnistía Internacional.
Un saludo a todos.
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