martes, 29 de mayo de 2012

Enmienda al centralismo democrático: el caso de IU Asturias

Recientemente, a Izquierda Unida de Asturias se le planteó el dilema por que antes pasaron otras agrupaciones de la misma formación: Extremadura, el pasado año, y Andalucía, apenas un par de meses atrás. En la primera, el trauma de haber de escoger entre un gobierno de una de las derechas más reaccionarias de Europa (por concentrar en su seno al conjunto de las derechas nacionales, amén de su herencia pasada -léase franquismo-, que por supuesto y como toda herencia, pesa) o un PSOE que, allí, más que por estar situado en la margen derecha en las aguas de lo político, por haber gobernado desde el fin de la dictadura. La particularidad caciquil del PSOE, muy acentuada en Extremadura también por las características de la región, unido al desgaste del gobierno socialista tanto allá como para el conjunto del Estado, que gustó de ejecutar fórmulas propias del neoliberalismo salvaje (llegaron incluso a pactar con el PP en apenas dos semanas una reforma constitucional para regular el límite en el déficit público) hizo que las directrices que desde Madrid habían sido marcadas por la dirección central de IU (no permitir gobernar a la derecha "ni por activa, ni por pasiva") se viesen difuminadas.

A situación excepcional, confusión asegurada. Y a las tensiones hubo que agregar, como cabe en estos casos, improvisación. Se consultó a las bases de la formación por referéndum y el resultado fue que más de un aplastante 70% se negó a cualquier tipo de colaboración con el PSOE. La reacción resultaba en no poco comprensible.

La experiencia, en estos tiempos interesantes, como cabía esperar no fue en absoluto marginal y muestra, más allá del desgaste de la formación socialista para con IU, la crisis del PSOE para con la izquierda.

La experiencia del referéndum, decimos, volvió a repetirse en cuanto hubo oportunidad para ello, y las siguientes fueron Andalucía y Asturias.

En esta última, IU supeditó su entrada en gobierno a no tocar sanidad y educación; gestión de mínimos del azote de la crisis capitalista, es cierto, pero no carece de fuerza argumental. El problema surge cuando la propia Federación Socialista Asturiana (FSA) reconoce que recortará "en todo sin excepción". La falta de credibilidad surge aquí, cuando se marcan unas líneas que se hacen públicas luego que todos den por supuesto el acuerdo y el amigo colaborador socialista, cual amigo americano, se encarga de corregir al subordinado con la vara mediática. En realidad, han sido demasiadas las veces que ha habido que actuar a-pesar-de lo dicho, esto es, desdiciéndose. Mala cosa ésta en política. No obstante esto, la dirección regional defendió, dentro del referéndum, entrar a gobernar, pese a tener conocimiento de lo ya dicho.


En contra de lo que pueda parecer, no tuve -ni tengo a día de hoy- una opinión tan clara al respecto como la que tiene este compañero (cuya web recomiendo), pero una cosa parece clara, los modales, cuando se habla de estos amigos de viaje, han dejado históricamente mucho que desear.


Decir que hay una crisis sistémica es una perogrullada, pero que de ella muy posiblemente saldrá, seguramente de un modo no inmediato, una reconfiguración de la conceptualización de la política en Europa en sentido muy hondo y profundo, se antoja posible. Difícil será ver un cambio en la forma de organización política de la representación (esto es, mediante partidos), pero si cambia el marco, cambiará necesariamente ésta en él. Dicho en términos más prosaicos, lo que no podrá subsistir es la partitocracia, pues es por medio de ésta que se proyectan y plasman los intereses de la oligarquía (por definición, del "gobierno de los pocos"). Grecia, si sobrevive al experimento, puede ser el escenario-antesala de esto que estamos diciendo.

Las formas en política son importantes y a nadie se le escapa lo impresentable de la política en términos de "izquierda" que ha llevado y lleva a cabo el PSOE. La crisis no ha sido más que el catalizador de un proceso que arrancó en los años setenta y que hoy, en tiempos de toma de decisiones cuya incidencia se deja ver inmediatamente, se hace burdamente evidente. Mucho más allá de un problema de supervivencia política, la izquierda realmente-existente habría de volver a sus postulados originales. No es cierto pero sí es cierto, que en política "ya está todo inventado", en consonancia con ello, para innovar, tiene sentido que IU vuelva a los postulados que la vieron nacer.

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