jueves, 3 de mayo de 2012

La promoción social del preso político al sin techo

Pese a que Amnistía Internacional reconocía 58 presos "políticos" respecto de los poco más de 100 que contaba EE.UU., fueron enviados a España a lo largo de 2010 un total de 75, a los que luego fueron sumándose otros hasta alcanzar la cifra de 115.

Con el cambio de gobierno, las odas a la libertad que cantaban conjuntamente PSOE y PP contra un gobierno cubano que se empeña en negar la "libertad política y de expresión", como acostumbra a pasar en las llamadas "democracias" de corte occidental, el ritual de la propagandística política se agota tan rápido como se hacen las fotos y se pasa a otra cosa. Así, quienes viajaban pensando que lo hacían no sólo cruzando el charco sino hacia el progreso y el bienestar de los países así llamados desarrollados, pronto se han desencantado.

Ahora, y al tiempo que "El actual Gobierno del PP mira a los disidentes como una incómoda herencia del PSOE", estos mismos presos parecen no poder comprender su situación, de estrellas mediáticas a las que "En el aeropuerto de Barajas los esperaban los flashes de los fotógrafos" tras los cuales eran trasladados "a hoteles de tres estrellas", han pasado a la miseria. Desde luego, se muestran desconcertados con los mecanismos del libre mercado de trabajo: "Yo sé que no se nos puede mantener con subsidios" pero "Queremos trabajar para justificar esas ayudas: como barrenderos o en lo que sea. O que nos envíen a otro país para emplearnos." Algo desde luego poco posible.

Pero entre tanto desconcierto, instintivamente uno algo siempre comprende: "hemos arrastrado a nuestras familias lejos de casa y no podemos darles de comer. Por primera vez en mi vida tengo cargo de conciencia. Tengo miedo".

El caso lamentable de quienes no estando de acuerdo con la forma (legítima) de gobierno de su país de origen, son incitados como parte del juego de la propaganda política a abandonarlo -para lo cual se les otorgan todo tipo de facilidades-, luego de pasado el momento, en esta sociedad nuestra de lo esporádico, son arrojados a la libertad que les han ofrecido. No parece justo o, depende.

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