viernes, 12 de marzo de 2010

Suscribo, palabra por palabra, las declaraciones de Willy Toledo y la declaración del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de mi ciudad, Gijón

"(Hay un) compromiso colectivo de los europeos de ayudar a la nueva administración norteamericana a cerrar esa situación inaceptable de la cárcel de Guantánamo y en ese compromiso de solidaridad y ayuda al cierre de Guantánamo, la administración española siempre dijo que estaría dispuesta a acoger a varios presos de Guantánamo". Miguel Ángel Moratinos, ministro español de Exteriores.

Aparte la redacción de la noticia, que es horrorosa, resulta muy agradable y hasta esperanzador poder ver que algunos, ante el maremágnum de oportunismo político que ha levantado tanto la noticia como las postreras declaraciones del actor español Willy Toledo en relación a la muerte del disidente cubano Orlando Zapata, se desmarcan y toman, como diría Gabriel Celaya, partido hasta mancharse. La declaración, redactada por IU, recibió el apoyo de sus socios de Gobierno, el PSOE (cosa que diré, no me esperaba y me ha sorprendido muy agradablemente).

Dicha declaración es de hecho contundente y diría que valiente, pues poco espacio deja a las ambigüedades. “Inmediatamente [tras las declaraciones de Willy Toledo] los mismos medios, los mismos políticos y los mismos intelectuales (…) se han lanzado, henchidos de indignación, a romperle figuradamente la cabeza con el libro del fundamentalismo democrático, al tiempo que autoproclamaban que la letra con sangre entra, y el SISTEMA también, su limpieza de sangre democrática.” (El subrayado es mío).

La malversación informativa es un hecho difícilmente defendible, aunque no cabe duda (al menos a mí no me las cabe) de que puedan ser justificados desde posicionamientos legalistas ad hoc o funcionalistas. Como dije más arriba, YO suscribo, palabra por palabra, lo dicho por Willy Toledo (que puede verse aquí tal cual fue), y que ha sido malintencionadamente manipulado por medios como Público y el grupo al que pertenece este medio, que se jactan de enarbolar a día de hoy la bandera del progresismo en los mass media españoles. Esto puede muy fácilmente verse aquí, pero resulta especialmente interesante el siguiente enlace, donde además se incorpora un vídeo bajo la noticia al programa del Gran Wyoming, en el que una de sus presentadoras hace especial hincapié en las “lamentables declaraciones” del actor. Es de suponer que lo que se pretendía con la chistosa intervención de Wyoming era contraponer, por un lado, las diferencias ante tamaña coincidencia entre el trato dado por los reaccionarios y el de los progresistas. Por otro, y reforzando indirectamente el primero, dar la clave en la que deben ser vistas las palabras del actor. Dicho de otro modo, señalar las diferencias de forma, que no de fondo (coincidentes).

Pues bien, la versión opuesta a la dada por los medios españoles puede verse aquí y no es de mi interés entrar a valorar si es “la buena” o “la mala” versión de los hechos. La mejor que he visto es la dada por Salim Lamrani en Red Voltaire. Supongo que cada cual tendrá la suya, y es precisamente por esto que interesa destacar, por un lado, tanto el paso al frente dado por el Ayuntamiento gijonés, como las otras visiones que sobre la muerte de Zapata hay y la exagerada y oportunista manipulación que de ello se ha realizado, por otro.

Tras el linchamiento, Willy Toledo pudo tener la oportunidad (porque los medios occidentales son, como bien es sabido, ecuánimes per natura) de matizar sus palabras y habló de tortura en España. Esto, que podría resumirse en el “aquí no estamos pa’ hablar”, es algo de hecho públicamente reconocido y denunciado, aunque no y el matiz es importante, según parece, conocido, ha levantado una nueva polémica con los garantes de la ejecución de nuestras libertades individuales, a saber: la policía, que ha expresado su opinión a través de sus dos principales sindicatos (SUP y CEP). (En el mismo enlace, más abajo).

Sería incurrir en error grave suponer que IU o el propio Toledo se “inventaron” de la nada sus réplicas a la visión hegemónica de los medios. Aparte de un informe de Amnistía Internacional, deja de ser una “feliz” coincidencia la noticia aparecida hoy (que ya había tenido su “precuela” en día 15 del febrero pasado), en la que España reconoce su buena predisposición a acoger a prisioneros de la ilegal base militar de Guantánamo. Curioso resulta que se avalase por gobiernos del mundo (y en particular de Europa) a Barack Obama por su intención de cerrar tan lamentable penal, base de violación sistemática de los derechos humanos. Pero no deja de ser más curioso si cabe, la congratulación por acabar con las torturas y la violación de los derechos inalienables de cualquier ser humano in situ en Guantánamo, bajo lógica de ser continuadas en otros lugares como, por ejemplo, España. Y es que, como escribió hace poco Isaac Rosa, “Esas cosas aquí no pasan”.

Ante tales hechos, parecen hoy menos descabelladas (como pretendieron ser presentadas por el momento en que fueron publicadas) las declaraciones del ministro de Exteriores cubano. Por cierto que dichas declaraciones voy también a suscribirlas, y no porque no piense que en Cuba no se viola ningún tipo de derecho, sino porque se me antoja como muy feo que unos cuantos se hayan puesto de acuerdo para señalar con el dedo a un determinado grupo de países por acuerdo tácito que encima pasa por lícito ante los medios y la opinión pública. Todo ello cuando un país como Italia no es cuestionado en ningún aspecto, ni siquiera cuando ocurren cosas de progrom y persecución étnica contra varios de sus ciudadanos y residentes, y apenas aparece para resaltar los escándalos sexuales de su primer ministro, como si la política consistiese en hablar de este tipo de cosas. ¿O acaso así es hoy en nuestras flamantes democracias? Se me viene a la cabeza el caso francés y su idílico romance Sarkocy-Bruni, además de los escándalos sexuales de Il Cavaliere, por no hablar de las ridículas noticias en torno a la bella señora del entonces candidato a la presidencia Barack Obama…

Y es que, como muy bien dijo José María Benito, portavoz del sindicato de policía SUP: “no sé lo que pasa en las cárceles, pero en las comisarías [y cabría añadir, incluso en las de Barcelona] no hay nada de lo que Willy Toledo dice. Es un insulto a la democracia”. Estoy muy de acuerdo, pero el insulto no ha sido verbal y figurado, sino muy al contrario, real y bien concreto.

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