sábado, 10 de marzo de 2012

El sueño marxista neoliberal (II)



Posmodernidad, fin de los llamados "grandes relatos", descrédito del marxismo, desprecio condescendiente por las denominadas "utopías" y pesimismo existencialista pudieron dar cobijo a la bajada de brazos, al final de la hegemonía ideológica de izquierda que permitió el salto reaccionario. ¿Cuál era ese escenario político? La identificación del mayo francés, el movimiento hippy estadounidense o los pacifismos con una especie de nihilismo político luego vehiculado en un sentido muy favorecedor para el consevadurismo (no en vano el líder de aquél mayo se convirtió después en lo que puede verse hoy, un valedor del capitalismo y el sistema parlamentarista a él asociado, y con este portavoz de los Verdes europeos quien resulta una ejemplificación de la negación de la pasada política, curiosamente, simpatizan tanto conservadores como socialdemócratas). La primavera de Praga y la crisis y posterior desaparición de la URSS acabaron por materializar una situación que se palpaba y a la cual esto acabó por otorgarle la "prueba irrefutable" de tal sentir.

Es más que seguro que la mejor ejemplificación de todo este clima haya sido una de las que más ha contribuido a todo este lienzo pintado por y para el conservadurismo: la conversión de la socialdemocracia en gestor activo del capitalismo luego de renunciar al marxismo. Hoy son los primeros en llamar a la moderación por encima de las pasiones y/o violencias "irracionales". Renunció a cambiar o siquiera cuestionar el Status quo, del cual nadie niega hoy que sean grandes valedores.

La situación que hoy vive Grecia está cerrando un poco más el círculo del proceso. En contra de lo que pudiera dictar el sentido común, los capitales enviados para 'salvar' al Estado heleno no producirán sino más deuda. No aceptar dicha "ayuda" supondría la quiebra del Estado mismo, que no dispone de capitales. Las condiciones para recibir ésta son, sin embargo, drakonianas, y significarán más recesión y más prolongada, por lo que será casi imposible generar políticas de empleo. Más aún, entre las condiciones que impone la troika figuran la bajada o desaparición del salario mínimo, la desaparición de 150.000 empleos públicos en los próximos tres años o la eliminación de las pagas extraordinarias para todos los trabajadores (los privados, de hecho, ya no disponen de ella).

Para laureados y renombrados economistas (keynesianos, marxistas y hasta algunos neoliberales) estas medidas no podrán en ningún caso hacer aumentar el consumo, factor que consideran (de hecho, que se considera) indispensable para salir de una crisis económica. Cabe preguntarse un aparente barbarismo: ¿realmente se está buscando salir de la crisis?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo

John Cornford dijo...

Muchas gracias. El sábado publicaré la tercera y última parte, que creo que es la que mejor está.

De nuevo gracias.

Un saludo.