Lo enunciaremos de otro modo: aquello que dicen se está buscando ¿es una salida o una normalización? Obviamente no estamos inventando nada y este pensamiento ya lo han hecho público varios importantes -y no tan importantes- intelectuales.
Si uno se desplaza a lugares económicamente deprimidos, la lógica que hasta ahora nos dictaba la experiencia, dice que la apariencia de las cosas (las casas, los monumentos, las calles y carreteras, todo tipo de infraestructuras, etc.) es en efecto deprimente, reflejo de la situación real del lugar. Si su apariencia mejora significa sin duda que la economía del lugar también. Lo curioso de la catástrofe económica que arremete contra Europa y que parece amenazar implacablemente a España, persistentemente sobrevolada por la crisis, es la no-degradación de lo aparente.
¿No es ilustrativo que se realicen trabajos de "mejoramiento" como fachadas, vía pública, renovación del alumbrado... mientras quienes ordenan estas labores hablan de austeridad y control del gasto? ¿No representa un gasto hasta cierto punto estéril y que desde luego no ayuda a crear ni empleo mínimamente estable ni favorece el incremento del consumo? La pregunta, en definitiva, es ¿por qué mantener la fachada cuando toda la estructura interna está podrida? Y la respuesta se antoja fatalmente simple: en lo sucesivo, ese será el estado habitual.
La apariencia otorga a las cosas la impresión de normalidad. Les otorga cotidianeidad. En este sentido, la crisis está siendo empleada para (o al menos en no poco) normalizar una situación a priori de excepcionalidad. Pero los reajustes tanto en el mercado laboral, que tanto están haciendo cuestionar el rol de utilidad de los sindicatos y el sindicalismo, como de pérdida de soberanía absoluta de los Estados y, por extensión, de su ciudadanía, parecen haber venido para quedarse. La democracia es en efecto cada día más retórica que real.
¿Puede decirse que se quiere salvar el Estado griego y, con él, cualquier otro en situación de quiebra o crisis profunda? En realidad, hoy los gobiernos siguen, siendo un secreto a voces, los dictámenes de especuladores, agencias de rating y demás agentes ajenos al ámbito puramente ciudadano. Por este lado, y en consonancia con la ilustrativa viñeta de arriba, nada habría que nos fuese a decir que éstos mismos actores velarán por nuestros intereses, a la vista contrarios a los suyos. En realidad, el único nexo que mantiene dicha posibilidad es el de una lógica cimentada en un falso presupuesto. El repunte de la economía general -nos dicen- hará mejorar nuestras pequeñas e individuales economías y ello beneficiará las de las empresas, saliéndose así de la crisis.
Quizás saliéndose de la crisis, esto no lo podemos aseverar (ni sí, ni no); quizás... No parece de todos modos nada claro que sea en forma de repunte de nuestras pequeñas economías para que éstas a su vez mejoren los ingresos de las grandes empresas. Pero tanto quienes han promovido la crisis (entidades financieras) como quienes más se están beneficiando con ella (entidades financieras, empresas de Internet, agencias de recalificación o comercializadoras de información como es el caso de, p. e., Google o FaceBook), difícilmente buscarán favorecer el implemento del gasto cuando, en realidad, no venden 'nada'.
Lejos de estar buscándose la salvación de Grecia, o mejor dicho DEL ESTADO GRIEGO, lo que se está persiguiendo (siguiendo una parte antigua aunque sublime de la doctrina neoliberal) es su asfixia, su total y brutal adelgazamiento. Hasta su desaparición.
No es que vayamos a defender aquí que estamos viviendo una regresión al siglo XIX, aunque en muchos aspectos pudiera parecerlo, pero parece más que evidente que está aumentando exponencialmente lo que muchos marxistas de la época siguiendo al propio Marx vinieron a llamar el "esclavo moderno", esto es, la depauperación de los asalariados.
El boom económico que siguió a 1945 fue leído en clave de crisis del marxismo, un error más a sumar entre los diagnósticos realizados luego no cumplidos. Pero resulta irónico comprobar que el sueño de Marx de la destrucción del Estado vaya a acometerlo no el proletariado en tanto germen surgido de la revolución burguesa que venía a negar precisamente a ésta, sino la propia burguesía luego de negarse a sí misma.
El boom económico que siguió a 1945 fue leído en clave de crisis del marxismo, un error más a sumar entre los diagnósticos realizados luego no cumplidos. Pero resulta irónico comprobar que el sueño de Marx de la destrucción del Estado vaya a acometerlo no el proletariado en tanto germen surgido de la revolución burguesa que venía a negar precisamente a ésta, sino la propia burguesía luego de negarse a sí misma.
6 comentarios:
No se si es un problema mio o le pasa a más gente, pero no puedo leer tu última entrada publicada desde iloveiu y en el blog no aparece.
Un saludo, me encanta el blog.
fdo:nunglo
Qué raro, pero ¿a cuál entrada te refieres, a la tercera parte de "El sueño marxista neoliberal" o a la de "El PSOE no hará huelga el 29-M"? He tratado de entrar yo también desde IloveIU y no he tenido problemas para acceder a ésta última. Si puedes indicarme cuál, trato de republicarla.
Muchas gracias, es un gran halago.
Pues es que no es ninguna de esas dos, es una que antes salía pero que ahora no está, "La democracia capitalista" creo que se llamaba. Aparecia en IloveIU, pero cuando la seleccionaba no me permitia acceder a ella. Cosa rara...
fdo:nunglo
Ah, listo, ya sé cuál me dices. Pues vaya puntería que tienes. Se trata de un texto escogido de Lenin y que quería programar pero se publicó por error y pasé a guardarlo. Lo publicaré uno de estos días, pero creo que ya para después de la huelga, que hay que atizar un poquito el ambiente.
Un saludo.
En el sentido de la entrada, este artículo es muy interesante e ilustrativo, sobre todo por quién lo firma:
http://www.expansion.com/2012/03/19/economia/1332151881.html?a=f96d2da06da117289fc0c753d8c4c755&t=1332157091
Aclarado entonces, gracias!
fdo:nunglo
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