Estamos asistiendo in situ al paradigma de la perversión del capitalismo. Una crisis mundial que, igual que la que está sufriendo Grecia, ha sido provocada por otros. Sus responsables son de sobra conocidos y hasta en algún caso, como el del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, incluso se jactan de ello. Pero quienes la están sufriendo y la sufrirán mucho más intensamente será el habitual perdedor de la historia: el pueblo.
En estos días se aprobaba en el Parlamento griego un paquete de medidas que no se limitan únicamente a un sentido 'impopular' sino que trasciende al de anti-popular. Lo que aquí podría deducirse es de dónde, en una supuesta democracia como la que se presupone es la griega, una cámara de "representantes" (elegidos con un sufragio del 44% en un país en el que por Ley es OBLIGATORIO acudir a votar) salidos de no se sabe muy bien cuál criterio dado el contexto circunstancial en que se han producido las elecciones, pues se prestaba poco a la fría reflexión, ha extraído la legitimidad con la que votar unas medidas impuestas desde fuera de Grecia. Y ello sin que estuviera, ni tan siquiera implícitamente, redactado en los programas electorales de los que han ejecutado las órdenes foráneas.
Esto, señores, es violencia en estado puro, y su despotismo tiene poco que envidiar al de los peores regímenes autoritarios. El Parlamento griego ha aprobado en los pasados días medidas como las siguientes: alza del impuesto sobre la propiedad, que llega tarde y mal; subida del IVA para hostelería del 13 al 23% de forma directa, que a un nivel general pasará, en tres tramos, del 5'5 al 23%; los salarios del funcionariado se verán rebajados en un 15% y los de los empleados públicos, en el doble (lo que representa casi un tercio); será recortada una cuarta parte de las contrataciones públicas (150.000 empleos) y "cerrados o fusionados" 1.976 colegios. El gasto e inversión sanitarios serán reducido. Los criterios para conseguir un subsidio público serán endurecidos, en uno de los tres países de la UE-15 con menos prestaciones sociales (los otros son España y Portugal). La edad de jubilación será incrementada (la cual era menor que en España) y aumentarán los años obligados de cotización (40 para tener derecho al 100% de la pensión, que es de suponer no debe ser muy alta). Se privatizarán, total o parcialmente, las loterías, telefonía y el Postbank de los dos mayores puertos del país (El Pireo y el puerto de Thessalonika), y "en los próximos años" será vendida la gestión de aguas de Atenas, la refinería estatal, los aeropuertos y las autopistas, esperando recaudar cifras absurdamente optimistas en un país que está en quiebra y debe vender a la baja obligado por el pago de deudas, principalmente contraídas con la banca alemana.
El anuncio de tan polémica aprobación alegraba ayer a los mercados, y las bolsas cerraron al alza. Cabría preguntarse entonces, cuál es el fundamento de legitimación del gobierno griego. Como dijo el presidente Zapatero tras una apretada votación para sacar adelante la reforma (REGRESIVA) de la negociación colectiva, "Para eso está el Parlamento, es la grandeza de la democracia". Es magnífico el orgullo de quien, como en Grecia, se dice socialista y apela a las instituciones supuestamente democráticas al momento de legislar contra el pueblo.
No sé si esto YA NO ES una democracia, pero desde luego cada vez se le parece menos.
1 comentario:
Segons la Llei Orgànica 6/2002, del 27 de juny (llei que per cert jo aboliria i practicaria la justícia popular sumaríssima i retroactiva a tots els que la van aprovar Llamazares inclòs, no valen errors en determinades situacions) diu textualment
"L’objectiu és garantir el funcionament del sistema democràtic i les llibertats essencials dels ciutadans impedint que un partit polític pugui atemptar, de manera reiterada i greu, contra aquest règim democràtic de llibertats, justificar el racisme i la xenofòbia o donar suport políticament a la violència ..."
segons doncs les seves lleis i el teu criteri a la judicatura se li acumula la feina ....
Salut a la gent de bé.
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